HISTORIA DE LA CREACIÓN
DE LA BANDERA MAPUCHE
SIGNIFICADOS DE FORMAS Y COLORES
Jorge Weke Katrikir: Werken
Parlamento Mapuche de Kozkoz.
MEMORIA
Siempre son oportunos los momentos para recordar y agradecer
la participación de las autoridades mapuche, la existencia de miles de personas
que son parte de un proyecto propio y soberano, lo que es mucho más relevante
que la dependencia de algún representativista. Es digno celebrar y distinguir
los procesos directos y asociativos que se van creando e instalando como pasos
fundamentales de liberación.
La memoria de nuestras autoridades, que continúan sin
claudicar defendiendo el pensamiento de un pueblo en sus propias organizaciones
o en otros movimientos, alzando su bandera libertaria, por los que partieron al
wenumapu con más de una condena del opresor Estado Chileno.
A aquellos que construyeron un movimiento propio y siguen
manteniendo sin perder la esencia misma de nuestra nación mapuche, de amparar
el propio control social, político y territorial, contrario a la política
indigenista, asimilacionista, integracionista o de sumisión al Estado.
La memoria viva de los que fueron golpeados, torturados,
encarcelados y condenados acusados de “usurpadores”, de pertenecer a una
“asociación ilícita”, y que les aplicaron la Ley de Seguridad Interior del
Estado y Ley Antiterrorista.
La fuerza, la convicción de nuestros Weichafe asesinados por
aparatos represores, por los presos políticos, por los clandestinos y aun
perseguidos.
Somos los propios mapuche, quienes tenemos el deber de alzar
lo que hemos creado y reconstruido colectivamente, en el nombre de nuestra
nación, haciendo que la unidad florezca y fortalezca nuestras justas causas y
dignidades.
Así también, mantenemos el llamado a las organizaciones
sociales ciudadanas, en señal de solidaridad con nuestras causas y con nuestra
identidad, proyectando un país de justicia. Es un llamado a continuar con la
descolonización de los pueblos, sin trasnacionales, ni saqueos a nuestros
bienes y, sobretodo, sin atropellos a los derechos humanos fundamentales, de
las personas y de sus naciones.
Y declaramos, nuevamente, que rechazamos la insistente
práctica de los gobiernos de turno, de los partidos políticos, las iglesias y
extraños mercenarios, por manipular lo que el pueblo ha construido, así como lo
han hecho, aún con nuestro idioma, con nuestras autoridades originarias, con
nuestra cultura, con nuestro wetripantu, hoy con nuestra bandera y mañana
vestirán se de lonko, machi, genpin.
Muchas veces venceremos
EL CONTEXTO HISTÓRICO
En el Chile de los años noventa, se desarrollaban
agitaciones políticas y sociales del pueblo mapuche, contrarias a la
celebración de los quinientos años de invasión y colonización, que se
conmemoraban en 1992. A esa altura, había dos escenarios de efervescencia
política que vivíamos como pueblo; el primero promovía el movimiento por un
proyecto de autonomía y autodeterminación para la nación mapuche, y el otro,
bajo el alero institucional del Estado, gestado a través del acuerdo de Nueva
Imperial, que proponía un proyecto indigenista, con el candidato de transición
democrática Patricio Aylwin Azocar.
Tanto en Chile, como en América, se levantaron los
movimientos sociales de los pueblos indígenas y de los pueblos no indígenas,
para manifestarse en contra a las celebraciones triunfalistas y el modelo
capitalista en la región, con antecedentes de quinientos años, desde la
irrupción de la corona española en 1492. En lo fundamental, las expresiones de
los pueblos, no solo fueron defensivas y acusatorias, sino que además se
declaraban en rebeldía con los estados, proponiendo modelos de convivencia
social, político, cultural y económico para su futuro y el futuro del
continente.
El pueblo mapuche en Chile, a pesar de los golpes de la
herencia tirana, tenía dos escenarios abiertamente distintos: uno seguía
apoyando la confianza en el gobierno de turno para realizar acuerdos. El otro,
desafiaba al Estado de derecho, a la ley, a la Constitución Política de 1980, a
la fundación de una nueva institucionalidad estatal. Éste cuestionaba
profundamente los esquemas orgánicos del Estado de derecho de la nación
chilena. Al mismo tiempo, este movimiento plantea un proyecto político
restableciendo ejercicios de derechos ancestrales y procesos de
descolonización. Uno de los derechos gubernativos:
Fue la rearticulación de la “Organización Estructural
Histórica -de derecho-, a través de sus Autoridades Originarias,
institucionalidad autoreconocida por diversos
territorios, los que fueron autoconvocados en diferentes momentos:
i. Ngülamtuwün: Consejo de autoridades y
personalidades de la nación mapuche, gulumapu y puelmapu, (Chile y Argentina),
cuyo objetivo era reivindicar procesos y derechos propios ante los 500 años de
colonialismo. Éste se dio a conocer -por primera vez- en una gran manifestación
en la ciudad de Valdivia, ante la visita del rey de España Juan Carlos de
Borbón.
ii. Nor
ngülamtuwün: Gestación de una idea de
tribunal mapuche, que seguía
-paralelamente- los procesos reivindicativos de tierras ancestrales, espacio
donde se presentó la situación de derechos vulnerados, bajo el amparo de las
leyes e instituciones del Estado de Chile. Se citaron a personas particulares y
empresarios, ocupantes de las tierras que hasta ese entonces se encontraban en
conflicto, con los mapuche que poseían derecho ancestral. Se extendieron
convocatorias al Presidente de la República, a los intendentes de las 8ª, 9ª, y
10ª regiones, algunos gobernadores y algunos representantes del poder judicial,
con el fin de informar los casos sobre despojo de tierras antiguas. A estas
acciones, los citados no acudieron a dicha convocatoria, tras haber sido asesorados
por sus abogados, sobre las implicancias que les podría ocasionar, este
tribunal. Seguidamente, y en esta misma entidad, se acuerda un pacto por una
“Nueva Relación” entre el pueblo mapuche y la sociedad civil, teniendo este
sector una amplia participación de estudiantes secundarios, universitarios,
organizaciones sociales y políticas, comprometidas a llevar el mensaje y el
compromiso de apoyo a la causa de la Nación Mapuche.
II. Desde el nacimiento de este movimiento, se realizan
sucesivas asambleas juveniles, encuentro de mujeres, seminarios y trawün en
diferentes territorios. Se estrechan lazos de hermandad entre Nguluche -
Puelche como una sola nación, invalidando las fronteras establecidas de los
estados Chileno y Argentino.
III Se da continuidad al proceso reivindicativo directo de
tierras ancestrales, desde la 8ª a 10ª regiones, fundamentado en abundantes y
diversos Títulos de Merced, de comisario, de dominio y escrituras jurídicas,
que reconocen la pertenencia de tales tierras a los mapuche, desde el propio
Estado Chileno; sin embargo, estas pruebas no fueron atendidas por las
autoridades y aplicaron la ley tirana, para dejar centenares de mapuche presos,
procesados y condenados por usurpación y asociación ilícita, según la Ley de
Seguridad Interior del Estado.
IV El proceso instala
y fundamenta la idea de Wallmapuche como NACIÓN MAPUCHE, así como los alcances
e implicancias de un proyecto de autonomía y de autodeterminación, por los
fundamentos históricos del que se posee: preexistencia, territorio, gobierno,
economía, lengua, historia, filosofía, cultura, identidad; en este último, se
reconoce, revalida y restaura la perdurabilidad e importancia de las
Identidades Socio Territoriales en Ngulumapu: Lafkenche, Pikunche, Williche,
Pewenche, Wenteche, Puelche.
CREACIÓN DE UNA BANDERA NACIONAL MAPUCHE
Cada una de estas grandes ideas fue consolidando un proyecto
simbólico común, “Una Bandera para la Nación Mapuche”, que representara
autonomía, libre determinación en la propia gobernanza mapuche. Así fue, que
los representantes de las Identidades Territoriales, expusieron cientos de
propuestas en distintos materiales y formatos, las muestras eran registradas,
sistematizadas y además socializadas en territorios que no fueron participes
directos. Considerando los elementos afines, se diseñaron 5 anteproyectos, los
que se sometieron a validación en una asamblea, momento en que se realizó el
izamiento de cada una en el frontis de la sede, en calle Miraflores 1326, en el
centro de la ciudad de Temuko.
Otro elemento de suma importancia entre los jóvenes, junto
al pincel y pintura para telas, fue el diálogo permanente al comparar estos
diseños con los registros bibliográficos de banderas mapuche, creadas en
diferentes épocas por mapuche y no mapuche, además la profundización de
contenidos en diálogos directos y reposados con los proponentes, en el taller
gráfico ubicado en la misma sede.
Una vez consensuado las formas representativas, los significados de sentidos y colores, se diseña
una definitiva, la actual.
IZAMIENTO OFICIAL
El día 6 de octubre del año 1992, se realiza una
multitudinaria y dificultosa marcha. El intendente de la IX región Fernando
Chuecas, el gobernador de la provincia Cautín Humberto del Pino y el General de
Carabineros, habían coordinado en el último momento, la no autorización de esta
manifestación. Aun así, los asistentes se concentraron en la plaza Lautaro. Los
organizadores, comenzaron a amenizar el acto como estaba previsto, a las 11:00
horas; pero de inmediato, la policía uniformada que había sido reforzada días
antes, procedentes de Santiago y otras regiones del país, impidieron el acto
´político cultural permaneciendo en y alrededor de la plaza, actuaba con
crueldad, golpeando a la multitud, mientras ingresaban a la ciudad de Temuko
columnas de delegaciones de todo el wallmapu. Entre los más afectados, fueron
niños y ancianos, entre ellos Machi, Lonko, Genpin que de alguna manera, eran
ligeramente protegidos por los jóvenes. Varios fueron los intentos en
reorganizar el acto público, estaban los que se disponían a alzar su voz, también los que esperaban con
ansias recibir el mensaje -por primera vez- de sus autoridades originarias, en
este siglo; hecho que pudo haber traspasado generaciones.
El escándalo policial duró alrededor de 4 horas,
persiguiendo al gentío a varias cuadras en dirección a la sede, a ratos
confundiéndose con los pacientes del Consultorio Policlínico de calle
Miraflores. En un momento de calma, un Werken, sobre la carrocería de una
camioneta estacionada, siendo las 14:00 horas aproximadamente, alza con sus
manos la bandera oficial, en señal de resistencia y proyección, proclamando un
conjunto de derechos identitarios de la nación mapuche. El llamado también fue
a izarla como símbolo de autonomía.
En tanto, el gobierno condenaba en todo momento este
proceso, usando la ley y justificando el enérgico actuar policial; también lo
hacían algunos mapuche pro gobierno, instaurados en la Comisión Especial para
los Pueblos Indígenas CEPI, (posterior-Conadi). A los agentes del estado les
parecía amenazante una bandera de la nación mapuche, por lo que, emprendieron
impulsos uniformistas de chilenización, arguyendo que existen grupos
separatistas y violentos del país.
Los noticiarios televisivos desde esa misma noche, al
referirse de la situación mapuche incorporaban la imagen de la bandera, además
las informaciones al día siguiente en el diario austral, el mercurio, las
últimas noticias, la tercera, etc.
En la rearticulación de estos procesos Pueblo-Nación y Símbolo,
el Puelmapu no participa directamente del proyecto, pero asumen
responsablemente la incorporación de la bandera en sus movimientos.
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